viernes, 11 de noviembre de 2011

Santas alturas atrapadas para una terrenal inmortalidad

El dominio con el que se imponen las cúpulas de la catedral de Vandelvira, así como el caprichoso juego de la luz que atraviesa sus vidrieras son algunas de la claves que sedujeron a los miembros del jurado del Certamen de Fotografía que celebra el Colegio de Arquitectos y que, hoy, hace entrega de los premios.

Ante el reto de obtener una imagen original, de calidad, distinta y, a la vez, identificable de la Catedral de Jaén, los autores Antonio Luis Martínez Cano y Fernando Mármol Hueso son los ganadores del XXIII Concurso de Fotografía del Colegio Oficial de Arquitectos de Jaén. Una nueva edición en la que el templo del autor "fetiche" del colectivo de profesionales, ha sido la musa para captar, a partir del objetivo de la cámara fotográfica, una estampa única. Un desafío complicado con el que los autores debieron de adentrarse en las entrañas de la catedral para ir más allá de miles de imágenes tomadas digital, analógica o mentalmente. "Afrontar la realización de una imagen de la catedral de Jaén no es tarea fácil al tratarse de un edificio muy conocido por todos", indica el jurado del certamen en un comunicado. En este sentido, subraya la alta participación en el concurso y la calidad de las obras presentadas. Instantáneas que serán mostradas, desde hoy y hasta el próximo 24 de noviembre, en la Sala de Exposiciones del Colegio Oficial de Arquitectos.

En cuanto a la obra ganadora del primer premio titulada Catedral I, de Antonio Luis Martínez Cano, se muestra un contrapicado vertical cuyo ángulo de toma pone de manifiesto los cincuenta metros de altura de la cúpula del crucero Aranda Salazar. "Existen muchas fotografías de esta cúpula pero ya no es tan habitual ver una imagen con este ángulo", indica el jurado.

Por su parte, del segundo galardón "Mejor fotografía arquitecto colegiado en Jaén", de Fernando Mármol Hueso, los miembros del tribunal hacen hincapié en la búsqueda y el trabajo del "momento ideal de luz para introducir, en una composición clásica de eje central horizontal y tercios en vertical, una diagonal que añade tensión al conjunto". En este sentido, el jurado destaca la aportación de un claro punto de interés en el que "ilumina el remate de la reja del coro y genera un ambiente de intimidad y espiritualidad muy acorde con el espacio fotografiado".

miércoles, 2 de noviembre de 2011

El Palacio del Condestable Iranzo, Patrimonio Histórico Andaluz

Alberga la biblioteca municipal y la Concejalía de Cultura, entre otras, y destaca el artesonado del Salón Mudéjar. El Consejo de Gobierno de la Junta ha acordado hoy inscribir en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, con la tipología de Monumento, el Palacio del Condestable Iranzo en Jaén. Este edificio, cuya construcción se remonta al siglo XV y sometido a numerosas reformas posteriormente, constituye uno de los pocos ejemplos que perviven en la ciudad del tipo de residencias aristocráticas de la época musulmana, según resalta la Junta.

El palacio, situado en el corazón del conjunto histórico jienense, destaca especialmente por los elementos originales de su fase mudéjar, ya que alarifes y artesanos moriscos dejaron su impronta en yeserías y alfarjes. Estos restos, que muestran la continuidad del arte hispano-musulmán en los territorios conquistados por los cristianos, se han conservado integrados pese a las numerosas transformaciones, fraccionamientos y abandonos experimentados por el edificio durante siglos.

Tras la conquista, la casa fue adquirida por Miguel Lucas de Iranzo, condestable del rey Enrique IV de Castilla, que la convirtió en 1462 en un suntuoso palacio mudéjar. Posteriormente, el edificio pasó a distintas manos hasta que en la segunda mitad del siglo XIX registra su primera gran transformación con la instalación de un teatro, varias viviendas y el popular Casino Primitivo. En 1984, la sociedad que gestionaba el casino lo donó al Ayuntamiento ante el estado ruinoso del edificio y la imposibilidad de su mantenimiento. El consistorio lo reformó para su adaptación a los actuales usos de biblioteca pública y oficinas municipales.

Las partes más interesantes del edificio corresponden a los restos del antiguo palacio. Entre ellos destacan el patio, con galerías de arcos sobre columnas toscanas, y el gran salón, cubierto por un alfarje mudéjar de cinco por 15 metros decorado con una estrella central de lazo de 24 puntas que alterna los tonos rojos y azules. La primera y segunda planta del edificio, correspondientes a las dependencias del Casino Primitivo, responden al gusto romántico del siglo XIX, con decoración de estucos de flores y guirnaldas especialmente evidentes en el antiguo salón de baile y actual biblioteca pública.